Mi camino siempre me llevara a tu vereda Hacia el palpitar de los senderos, previamente marcados Pautados hasta tu colina, llenándome la boca de tus besos de sal. Justo donde muere el deseo y florece la vida. Mar muerto...
Que embravece cuando esquivo sus oleajes. Debería rendirme? ahogándome sus espumas? Escudriñar las profundidades de tu ombligo? Emerger desde allí? deslizárme en tu vientre, y sucumbir de nuevo entre tus brazos?
Mi camino es tu cadera... Mi horizonte, cual galopo montada en la bestia viril del deseo Peñascos Verrugales interrumpen el explorar de mis dedos de hambre. hambre eterna de lo efimero, sed de lo inagotable.
Tu pecho, cueva donde me atrinchero del vendaval de emociones
que tu cuerpo provoca. Son tus piernas puentes giratorios que me lanzan a la orilla y me devuelven al abismo.
Remolino atrayente, que traga ferozmente mi agonía sobria de la embriagues emanada por cada poro tuyo.
Mi camino comienza y termina en ti. Es el recorrido errante de la vida, delimitada en tu cuerpo.
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